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  • Philippine C., Maximiliane D., Joana CCP.

¡ Levántate soldado !




Todas las mañanas, desde al final de la guerra, voy a la cafetería de la esquina. Todas las mañanas me siento frente al mostrador y espero, observando a los demás mientras me tomo una o dos copas. Un día, el camarero me miró profundamente a los ojos. Así que me vacié, de todos los dolores y molestias que me atenazaban el estómago desde demasiado tiempo. Desde que se declaró la guerra, me despertaba cada mañana con el ruido de las bombas y los disparos. Me levantaba todas las mañanas con un nudo en el estómago sin saber si iba a matar o morir. La parte más difícil diría que fue cuando nos lanzábamos a la batalla bajo los proyectiles del enemigo ; podía oír los gritos de dolor de mis compañeros, sus gritos de agonía desgarrando sus entrañas, pero seguíamos avanzando, no podíamos parar, no podíamos retroceder… No podía ver nada, no podía oír nada, la violencia del choque de la bomba me había impulsado al suelo, podía oír los gritos que quedaban cada vez más fuertes, ¡ Todo resonaba ! Sentí que me atrapaban, tuve que apretar el gatillo, tuve que defenderme, tuve que matar, tuve quitarles la vida… Hasta entonces, mis días eran así : violencia trivializada y deshumanización total. Pero ese día, ese día en que no podía levantarme, la culpa carcomiendo mi cuerpo, sabia que no podía hacerlo. Estaba atascado, como oxidado, ¡ Imposible de moverme ! Estaba sucio, la pólvora caía al ritmo de mis movimientos. Intenté limpiarme de esta suciedad, pero imposible, me cubrió casi por completo, nublando mi visión, de la atroz escena que se desarrollaba ante mis ojos. Sentí que un sabor metálico y amargo recorría mi boca ; metálico como las balas de los rifles que me rodeaban, saliendo con gran velocidad. Casí al suelo, la sangre me llegó a las sienes, mi visión, y mis sentidos se extinguieron…

De repente, los gritos de agonía comenzaron de nuevo, el ruido de los cañones resonó a distancia, y de pronto un soldado me agarró, me limpió sin cuidado, me (re)cargó, me puso de nuevo en su hombro con un gesto repentino y volvió a la batalla. Él estaba listo para apuntar, y yo estaba listo para disparar.



COUP DE COEUR DU JURY DU "CONCURSO DE CUENTOS FANTASTICAS" de l'académie de Versailles 2020-2021, catégorie tronc commun

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